La leche a pesar de que en los últimos años ha empezado a ser reemplazada por el consumo de bebidas vegetales, sigue siendo uno de los productos más comercializados y al momento de su compra debes asegurarte de revisar los siguientes puntos:
- Identifica el tipo de leche que necesitas. En el mercado podrás encontrar (en versión líquida y/o polvo):
BÁSICAS:
Entera: Ha sido sometida a un proceso térmico en el que pierde parte de su sabor pero mantiene sus nutrientes. Es más alta en grasa que el resto de las presentaciones.
Semidescremada: Es un tipo de leche a la que se le ha reducido parte de su contenido graso; manteniendo las cantidades de ácidos grasos, vitaminas liposolubles y otros compuestos presentes en la grasa láctea.
Descremada: Es un producto que tradicionalmente encontramos en los super mercados con la leyenda de “light”; tiene la característica de ser la opción con menor aporte de grasa. Las vitaminas liposolubles que se pierden se vuelven a añadir.
ESPECIALES:
Deslactosada o sin lactosa: es un producto para personas con intolerancia a la lactosa (azúcar de la leche). A este tipo de leches se les adiciona una enzima: lactasa, para que la lactosa pueda digerirse. Generalmente se usa una base de leche parcialmente descremada. Su sabor es un poco más dulce debido a la acción de la enzima pero el resto de los nutrientes se mantienen intactos.
ENRIQUECIDAS:
A este tipo de leches se les adiciona algún nutriente; principalmente calcio y/o proteínas. De estos productos es muy importante revisar la etiqueta nutrimental para verificar que efectivamente su aporte sea mayor comparado con una leche estándar o que no declara ese “beneficio” adicional.
- Verifica la fecha de caducidad.
- Revisa que el empaque se encuentre en perfecto estado, sin abolladuras y/o cualquier otro daño.
- Sabor: característico, predominando el sabor dulce sobre el salado.
- Color: Blanca o ligeramente más amarilla dependiendo el contenido de grasa y/o el proceso térmico al que fue sometida.
- No debe formar grumos al servirse, ni desprender aromas rancios.
- La vida de anaquel de una leche, dependiendo el proceso térmico al que es sometida es de 3 a 6 meses.
En el caso de los quesos, el mercado nos ofrece una gran variedad, incluso siguiendo la línea de estilo de vida saludable, podemos encontrar desde versiones “light” hasta “bajos en sodio”, por lo que al momento de nuestra compra debemos considerar los siguientes puntos:
- Define que tipo de queso necesitas y/o deseas comprar. Puedes seleccionarlos de acuerdo al origen y/o el grado de maduración.
De acuerdo al ORIGEN:
Puedes encontrar quesos de vaca, oveja, cabra, búfala, etc o incluso una mezcla. Cuando el queso sólo lleva leche de vaca puede no mencionarlo la etiqueta. Cuando se combinan leches de especies es obligatorio especificarlo en el empaque con la leyenda “queso de mezcla…”.
GRADO DE MADURACIÓN:
Frescos: Se caracterizan por un alto contenido en humedad y no tener corteza o tenerla muy fina. Ejemplo: panela.
De pasta cocida: Son quesos frescos a los cuales se les drena un poco más la humedad mediante la aplicación de calor.
Ejemplo: asadero.
Acidificados: Son quesos frescos de coagulación ácida.
Ejemplo: cottage.
Madurados: Son quesos que se caracterizan por ser de pasta dura, semidura o blanda, pueden tener o no corteza y se someten a un proceso de maduración mediante la adición de microorganismos (controlando temperatura, tiempo y humedad). Su vida de anaquel es más larga que los frescos y algunos pueden no requerir condiciones de refrigeración. Ejemplos: queso añejo, cheddar, roquefort.
- Revisa que se encuentren perfectamente refrigerados.
- El queso en pieza o trozo es más seguro que el rallado.
- Es preferible los quesos pasteurizados y empacados.
- Verifica la fecha de caducidad.
- Analiza la etiqueta nutrimental, la lista de ingredientes y el empaque para asegurarte de comprar el queso deseado y no un “producto tipo queso” (Ejemplo: algunos empaques dicen queso tipo panela). En los productos tipo queso la grasa butírica se reemplaza por grasas vegetales y muchas veces el contenido de almidones es alto.
- Como todos los lácteos, deben comprarse al final y deben ser los primeros en guardarse al llegar a casa.
- Deben guardarse en un recipiente hermético o un empaque resellable para conservar un nivel óptimo de humedad.
- Deben mantenerse en refrigeración a temperaturas entre 2°C y 6°C. Nunca en congelación.
- Almacenarlos por mucho tiempo, promueve el desarrollo de microorganismos patógenos por lo que idealmente se recomienda comprar para consumir en el periodo de una semana.
¿Quieres saber más?, escríbenos: hola@cambiable-nutricion.com
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